Por donde empezar...quizás por el principio,
Hay un lugar al que va la gente buena ese lugar cae lejos de mi alcance pues elegí el peor día para no pensar lo que dije y perdí a una persona persona demasiado importante, le chille y le hable tan mal que no he podido pronunciar ninguna de esas palabras desde entonces. Y nadie puede ni tan siquiera imaginar cual grande es mi pesar y mi cruz en la que perezco día y noche sollozando su perdón, porque no me han enseñado a vivir sin ti y los que creen que pueden es porque no te conocieron ni sabían de tu don.
Esta cruz tallada en madera con peso de plomo que no me deja vivir y que ansía tu perdón cada día es más grande y yo más pequeña y no puedo evitar perecer en este valle de lágrimas.
Nadie puede imaginar, ni ser imaginado, el martillo que lleva golpeándome desde hace ocho años pues nadie podría vivir tras perder a tan grande persona después de tan estúpida disputa, pues si algo aprendes es que algo que parece grande es insignificante y que lo verdaderamente importante era su compañía.
No merezco estar bajo este cielo si ti, mis manos no merecen ser sujetadas y mi corazón triste desamparado no merece amor, esta eternamente castigado a vagar hasta encontrar tu perdón y pobre y desdichado de aquel que pretenda amar a tan ruin engendro pues no merece perdón alguno.
Ni siquiera morir merece por muy deseada manzana sea pues sería librarle de su pecado, estar condenada a la soledad sin encontrar el perdón pues no existe para ella y soportar sobre su cuerpo alta columna de marfil a la que Zeus añade más peso.
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