Cuando nos presentaron tenía la extraña sensación de que ya nos conocíamos,de que en algún momento de mi quinto de vida ya me lo habían presentado y de hecho así era... Al comienzo no le dí importancia , era uno más en ese gran salón.Nuestras miradas comenzaron a cruzarse, hablamos, nos reímos y comenzamos a jugar a un juego en el cual ni se gana ni se pierde, soló importa lo que juegues y el camino que decidas recorrer y nosotros, aunque nos pasamos un poco, jugamos muy bien.
Aún no lo sabía pero cuando entraste en la sala yo, llevaba siglos esperándote. Pues es el suplicio de la inmortalidad, que pasa mucho tiempo antes de encontrar a la persona idónea y una vez que la encuentras tienes que vivir sabiendo que nada de esto será para siempre.Cada persona que pasa por tu vida te enseña algo nuevo, no tiene porque ser al principio ni al final simplemente cuando pasa lo sabes; no hay que preocuparse por lo que pudo ser y no fue sino, alegrarse por aquello que aprendiste , los momentos que pasasteis , las alegrías y aprender a olvidar y no hallar tristeza en lo que un día te colmo de alegrías.
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